• Más allá de la polémica que causó la indicación a la nueva Ley de Pesca que sugería “respetar el estado físico y mental del animal”, lo cierto es que en otros países si existen políticas orientadas a evitar el sufrimiento y la prolongación de la agonía en las especies acuáticas.

A propósito de las indicaciones presentadas por el diputado Jorge Brito, esta semana se ha debatido la posibilidad de “proteger a peces, crustáceos y moluscos sintientes” en el contexto de la discusión por una nueva Ley de Pesca.

Dejando de lado las imprecisiones del lenguaje -que causaron polémica y que sugieren una visión ambientalista un tanto extrema, según La Tercera– desde el ámbito biológico pesquero hay investigación y antecedentes que sugieren la posibilidad de evitar el sufrimiento y la prolongación de la agonía de las especies acuáticas.

La Unión Europea establece las “normas mínimas de protección de los animales criados o mantenidos con fines de explotación, incluidas las especies acuáticas”. En general, se han adoptado recomendaciones sobre el bienestar de peces de explotación e incluso la industria adoptó códigos de buenas prácticas para proteger a este tipo de especies.

En esta misma línea, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) a través de la Comisión Técnica de Salud y Bienestar de los Animales (AHAW) emite dictámenes científicos independientes sobre todos los aspectos de las enfermedades y el bienestar de los animales. Su labor está relacionada principalmente con los animales destinados a la producción de alimentos e incluye a los peces.

Pesquería de cangrejos en Estados Unidos: un antecedente para considerar

En el estado de Florida, Estados Unidos, la pesquería de la jaiba tiene varias medidas orientadas a mejorar la sustentabilidad de la especie, pero también a reducir el estrés y “la mortalidad que provocan la contención y el sacrificio”, según declaran en el sitio web de la Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida.

Una de las regulaciones denominada “anillo de sacrificio” exige que todas las trampas de alambre de la pesquería de cangrejo azul tengan anillos de descarte para reducir la captura de cangrejos que no cumplen con las normas legales. De acuerdo a la investigación, esta es una estrategia de gestión sencilla y económica que libera de manera eficaz a los cangrejos de piedra que no cumplen con las normas legales y refuerza la población reproductiva.

En Chile también se da una situación similar con la pesquería de la jaiba marmola (Cancer edwardsi) en la región de Los Lagos, quienes incorporaron vías de escape de forma voluntaria en sus trampas, aunque con fines más orientados a la sustentabilidad (más información sobre esta iniciativa aquí).

El caso del salmón

De acuerdo al documental “Estado salmonero” , entre 2010 y 2018 los centros de cultivo de salmón en la zona sur han generado condiciones que no son compatibles con la vida de otras especies en los sitios de emplazamiento de las piscinas de cultivo.

Entre las principales consecuencias negativas de la salmonicultura se encuentra la devastación de los fondos marinos por la contaminación que causa el uso de antibióticos (1700 veces más de lo que ocupan países como Noruega), así como también los desechos de redes, fierros y plásticos que quedan en el océano.

En mayo de 2016 se constató un inédito varamiento de fauna marina en Chiloé que incluso movilizó a la comunidad, quienes sospechaban de la industria salmonera. Unos meses después, la organización Greenpeace presentó los resultados de un estudio que confirma que las más de 4000 toneladas de salmón muerto que las empresas tiraron al mar ayudaron a potenciar la muerte masiva de estas especies.

Una regulación que considere estándares de bienestar para la acuicultura como los que sugiere el Aquatic Life Institute y que se estructura bajo cinco pilares –un entorno enriquecido, la composición del alimento y la alimentación, los requisitos de espacio y densidad de población, la calidad de agua y el aturdimiento y sacrificio- podría no solo significar un cambio para las condiciones de vida de estas especies, sino que también para los ecosistemas, el medioambiente y la pesca artesanal de las localidades donde hoy se emplazan las grandes salmoneras.

Más preguntas que certezas

En Chile desde 2009 contamos con la Ley N° 20380 que establece normas destinadas a conocer, proteger y respetar a los animales, como seres vivos y parte de la naturaleza. En cuanto al beneficio y sacrificio de animales, señala que “deberán emplearse métodos racionales tendientes a evitar sufrimientos innecesarios”, lo que también se podría tomar en cuenta para los recursos hidrobiológicos.

La discusión sobre el bienestar de especies acuáticas en la pesca no solo involucra consideraciones éticas y científicas, sino también la conservación de los ecosistemas marinos y la sostenibilidad de las comunidades pesqueras locales. Desde el quehacer de Pesca Sustentable, la discusión es fundamental porque abre una ventana a explorar cómo mejorar las condiciones de vida de las especies acuáticas, mientras se asegura un equilibrio ambiental y económico en las prácticas pesqueras.