- Los resultados preliminares confirman que las praderas de Bahía Chascos son un refugio esencial para numerosas especies marinas, incluso de valor comercial.
Aunque muchos lo desconocen, en las costas de Chile habitan tortugas verdes: esta especie que, de acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) está en peligro de conservación, recorre más de 3000 kilómetros desde Islas Galápagos hasta la Bahía Chascos, región de Atacama.
La razón para emprender el viaje es su alimentación: esta es una de las pocas zonas en el mundo donde se pueden encontrar praderas de pasto marino, una especie de plantas vasculares que desempeñan un rol fundamental para los ecosistemas.
La superficie marina que cubren puede parecer poco -solo el 0,1% del fondo oceánico- sin embargo, su rol es irremplazable y en Chile se han documentado dos especies: la Ruppia filifolia, que se encuentra en el Seno Skyring, región de Magallanes; y la Zostera chilensi, que por ahora se ha registrado en Puerto Aldea e Isla Damas, en la región de Coquimbo y en Bahía Chascos, región de Atacama.
Con el patrocinio de la ONG Pesca Sustentable, Kai Giancaspero, dos compañeros y Víctor Gudiño, profesor guía de la carrera de Biología Marina de la Universidad de Valparaíso; partieron en una campaña que los llevó a bucear, tomar muestras y explorar la zona de Bahía Chascos para documentar la biodiversidad que albergan estos pastos marinos. Kai destaca que este apoyo fue primordial para el proyecto: “Ellos confiaron en nosotros y en el equipo; probablemente no habría sido posible de otra forma”.
Aunque los pastos marinos no son tan famosos como los bosques de algas o los manglares, cumplen tareas similares: son puntos de alimentación, reproducción y hogar para diversas especies marinas, ayudan a filtrar la contaminación y mejorar la calidad del agua; almacenan nutrientes y actúan como línea de defensa a lo largo de las costas. Según la Organización de las Naciones Unidas, pueden almacenar hasta el 18 % del carbono oceánico mundial.
Sensibilizar a la comunidad sobre su importancia fue una de las principales motivaciones de Kai para orientar su proyecto de tesis hacia el estudio de este ecosistema. Al respecto, comenta: “Es importante estudiar los pastos marinos porque son un ecosistema frágil y clave para el desarrollo de otras especies, incluso de valor comercial. Bahía Chascos está bajo amenaza porque es un lugar de alto interés industrial y económico, por eso es importante saber qué hay para protegerla”.
Alta densidad y salud de los pastos marinos
Después de una campaña de buceo y exploración de 5 días en la Bahía Chascos, hay algunos resultados preliminares que refuerzan la hipótesis inicial: estas praderas son refugio para un gran cantidad de especies: “Nos dimos cuenta que tienen una densidad y biomasa por metro cuadrado muy alta, esto quiere decir que todavía están muy sanos los parches de pastos marinos. Hay una concentración de peces más alta de lo que esperamos, hasta nos encontramos con algunos que habitan arrecifes rocosos o bosques de macroalgas”.
Sobre las especies, detalla: “Había bilagay (Cheilodactylus variegatus), bauncos (Girella leavifrons), cabrilla (Sebastes oculatus), española (Paralabrax humeralis) e inclusos otros peces de gran valor escénico e incluso comercial. Los pastos marinos actúan como una ‘metrópolis’ para la macrofauna, creando una red de raíces que captura sedimento y aporta materia orgánica, transformando el área en un espacio abundante para la macrofauna. Estos organismos dan base y sustento de biodiversidad, ampliando el número de individuos y la red trófica de este ecosistema”, comenta.
Otro resultado que confirma los antecedentes de estudios previos, es que los pastos marinos actúan como zona de crianza para distintas especies: “Durante el buceo vimos alevines de jerguilla y cómo se reproducen algunas especies de moluscos y gasterópodos. Además, nos encontramos con un banco natural de ostión del norte, un recurso con valor comercial”.
La cámara como herramienta de conservación
Otro de los objetivos de esta investigación tiene relación con la divulgación científica: a través del registro audiovisual de Fernando Cornejo, buzo y fotógrafo que ha trabajado documentando las tortugas verdes y los bosques de algas, su propósito es mostrar la vida bajo el agua desde ‘una mirada natural y real’, comenta Kai.
“Nos sorprendió lo hermoso del paisaje de los pastos marinos, la escena que crean al moverse con las olas, cómo entran los rayos de luz. La experiencia también nos permitió comprobar que los pescadores de Bahía Chascos explotan de manera muy sustentable el huiro flotador. Veíamos que al final de las praderas de pastos marinos comenzaban los bosques del huiro flotador que estaban podados, pero se veían los pompones, se nota que el ecosistema está sano. Es evidente que las cortan de la manera correcta para que tengan la posibilidad de volver a crecer”
Con estos registros y a través de un cortometraje, el equipo dará a conocer la importancia de los pastos marinos, la biodiversidad que alberga y la problemática que enfrentan ante de la posibilidad del puerto que pretende instalarse.
A modo de reflexión, concluye: “Me parece fundamental que se genere una discusión sobre cómo vemos nuestro desarrollo como país con respecto a la naturaleza y lo económico. Bahía Chascos ha estado bajo amenaza varias veces: primero por una termoeléctrica a carbón que se pudo frenar con el apoyo de la comunidad y luego con otras iniciativas como un terminal de gas y un proyecto portuario. Se entiende que es necesario para la economía, pero es esencial considerar cuidadosamente dónde.”
Agradecimientos:
Fernando Cornejo (@urayaku), Universidad de Valparaíso, Víctor Gudiño, Rodrigo González, Tomás Walker, Kiara Giancaspero, Lucas Díaz, Viviana Martínez, ONG Marea Sintiente y Lodge Piedras Bayas.
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